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La escuela de ajedrez de Berkeley

Acerca de

El ajedrez es una mezcla de complejidad y contradicción. Es entretenido y serio. Exige imaginación y creatividad, pero depende de patrones establecidos. Los jugadores deben actuar en el presente, mientras imaginan el futuro. Es tan desafiante como el más riguroso de los problemas matemáticos o científicos, pero es divertido. Parece avanzar a un ritmo meditativo, pero la emoción es eléctrica. Y quizás debido a su contraposición única de estos y muchos otros opuestos, el ajedrez es perfecto para los niños.

Fieles a nuestra misión de enriquecer las vidas de niños de todos los orígenes, hemos emprendido nuevos y ambiciosos programas de extensión en las escuelas primarias Título I de Oakland y Richmond.

Impacto en los niños

Aunque el ajedrez existe desde hace más de dos mil años, nuevas evidencias sugieren que es una de las herramientas educativas más valiosas de la historia. En 1997, estudios descubrieron que las recompensas ocultas para los estudiantes de ajedrez están apareciendo en los resultados de las pruebas de lectura, ciencias y matemáticas, junto con hallazgos que indican un crecimiento en habilidades cognitivas críticas como la deducción, la formulación de hipótesis, el pensamiento estratégico, la lógica, el pensamiento futuro y el juicio. Más allá del ámbito académico, el ajedrez también parece influir en el comportamiento social, incluida la autoestima, el respeto por los demás, la paciencia y las nociones tradicionales de buenos modales.

Otras investigaciones indican que las habilidades necesarias para jugar al ajedrez son similares a las que se utilizan para adquirir el lenguaje. En resumen, se adquiere una base de datos de información (se aprenden las piezas, sus movimientos y las aperturas, además de clasificarlas), que luego se activa. A través del uso, moldeado por el entrenamiento y la retroalimentación experimental, el estudiante automáticamente pone en marcha habilidades de pensamiento más profundas y complejas. También se han hecho comparaciones entre el tipo de pensamiento que requieren los matemáticos y los científicos y el de los jugadores de ajedrez, y entre ellas, la originalidad, esa cualidad de inventiva a la carta.

El ajedrez es uno de los regalos más valiosos que la cultura antigua nos ha dado a los estudiantes contemporáneos. Es raro que nos encontremos con un fenómeno que nos llega ya probado por el tiempo, por generaciones de personas de todas las clases sociales, de todos los idiomas, nacionalidades, tanto hombres como mujeres. Es raro que encontremos en una sola actividad una oportunidad para aprender, enseñar, compartir, inventar, competir, entretener y, afortunadamente, no hacernos daño a nosotros mismos ni a los demás. La actividad es el ajedrez. Todo lo que requiere es curiosidad.

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