Al aprender a convertir su imaginación en palabras, los niños aprenden a plasmar ideas en papel, convirtiéndolos así en buenos comunicadores. A medida que los niños aprenden el arte de la narración, es posible que sus Ideas no siempre resulten tan fluidas como uno quisiera, pero siguen siendo Ideas muy concretas que pueden alcanzar la perfección con un poco de entrenamiento. Un gran gato de tres cabezas que se convierte en tomates, una araña que derrota a un león o un científico loco que se hace amigo de una computadora: estos son solo algunos ejemplos de cómo el estilo Lekha puede hacer surgir la imaginación de un niño.